ZULEIKA ESNAL: LA HISTORIA DE UNA MUJER QUE HABLA POR TODAS.
“Violaron entre 30 ´hombres´ a una piba de la edad de mi sobrina. Un año más, ponele.
Treinta; aunque no es seguro. Ella contó 28 pero antes de quedar inconsciente le pareció escuchar a uno gritando “Somos 33!!!!”. O treinta y ocho. No recuerda. Dice que cree que la drogaron porque no podía moverse, que se reían de ella y que pensó que iba a morir. Dice que el alma duele más que la vejiga destrozada y es más difícil de sanar”.
Escribió
Zuleika Esnal el 30 de mayo de 2016. Es la opinión de la actriz porteña, certera y contundente, sobre la violación masiva a una chica de 16 años en Brasil, acontecimiento del que todo el mundo se enteró. Lo publicó en su cuenta personal de Facebook y se viralizó. Lo llegaron a compartir más de 36 mil personas en la red social, y diversos medios lo republicaron.
Seis meses más tarde, otra violación masiva, pero en Argentina, indignó hasta el tuétano a Esnal, y escribió otro relato de denuncia. También se viralizó. Una niña de 13 años en un pueblo llamado Tandil fue violada en una fiesta por los jóvenes ricos del pueblo, luego tiraron su cuerpo a la carretera. Las secuelas físicas, mentales y emocionales de la violación en la niña son severas. Esnal escribió:
“A mí no me importa si estaba en una fiesta. Si es chica para estar adonde estaba. Si tomó alcohol o estaba sobria. Si salió con las primas por Tandil cuando debería estar en casa.
Porque lo que verdaderamente importa es que esta nena llegó a la guardia de una sala de emergencias violada, atropellada por una camioneta, apenas respirando y más de uno pregunta: ¿pero donde mierda estaba para que le hicieran eso? Porque hay mucho forro pregonando que hay lugares donde si te metés, entonces bancátela (jódete, aguantátela)”.
BANCATELA
La voz de Esnal a través de una videollamada de Facebook suena cálida, pero también profunda y fuerte. Como de una mujer aguerrida que no se calla nada. Nació en Buenos Aires, en septiembre de 1976, donde se crió. De adulta se fue a vivir a España, y luego volvió a su tierra natal. Se formó como actriz de teatro, pero como nunca pudo vivir de la actuación, se pierde cuando enumera la lista de oficios que ha realizado en el camino: camarera, vendedora de zapatos y “de cosas”, en un Call Center, en atención al cliente, de mucama con cama adentro, en una fábrica. “Hice de todo”, concluyó.
No se considera escritora, aunque siempre escribió y nunca se tuvo fe: “Tiraba todo lo que escribía porque era una porquería”. Hasta que mayo de 2016 la encontró trabajando en un Call Center de Buenos Aires, donde tenía prohibido usar celular. Allí “escribí a escondidas lo que me pareció la violación masiva en Brasil, en un relato que se llamó ´Bancatela´”. A los dos días un periodista español del diario El País le preguntó si sabía que el relato se había leído seis millones de veces en España. Lo difundieron varios medios, entre ellos el mismo diario El País.
Fue directo a la casilla de Solicitud de Mensajes de Facebook. Para su sorpresa tenía 50 mensajes de mujeres de toda Latinoamérica contándole sus historias personales de abusos sexuales. Esnal “no lo podía creer”: “al principio me parecía muy fuerte que alguien que nunca viste en tu vida te escriba para contarte algo tan doloroso. Muchas es la primera vez que lo cuentan, no entendía nada. A medida que pasó el tiempo, empecé a tener muy presente que no tienen a dónde ir. La policía se les caga de risa, la gente no les cree, y además las culpan y responsabilizan. Es mucha soledad, muy difícil. Yo pienso: me escriben a mí que no soy nadie, imagínate si alguien las contuviera, si tuvieran a donde ir”, dijo.
Así fue conversando con cada una, brindándole su escucha, respetando sus tiempos. El primer relato fue de una chica chilena de 19 años que la agarraron en la puerta de su casa, se metieron en su auto y la violaron, primero con un cuchillo, y después con un revólver en la cabeza. “Pero para la justicia chilena eso no es una violación porque no se resistió”, explicó Esnal.
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